Todos sabemos que Suecia y los países escandinavos son especiales para muchas cosas, la conciencia social está en el día a día del escandinavo de a pie. No hay que ir muy lejos para encontrar estudios donde se nos habla del cambio en las tendencias de consumo, como por ejemplo, el notorio bajón en compras de ropa, muebles o electrónica para el hogar, creciendo a su vez el gasto en vivienda, hoteles y restaurantes.
Este cambio en la tendencia muestra un rechazo de la población sueca al consumo descontrolado y caprichoso en el que muchos aún estamos.
A todos nos gusta y emociona el comprar ropa, estrenar nuevo modelito y recibir likes (cariño, reafirmación) en cualquiera de nuestras redes sociales, pero ei, la situación de emergencia climática en la que nos encontramos debería hacernos reflexionar sobre ello ya que es, a todas todas, un absoluta irresponsabilidad ecológica el comprar, gastar y tirar ropa…
Hay que agitar el árbol y estos suecos se han encargado de buscar una palabra: “Köpskam» la vergüenza de comprar. Claros y directos, se acabaron los unboxing y el alardear de nuevas compras, así combaten el consumo indiscriminado y hasta tirando de hashtags han conseguido que muchos influencers y compradores compulsivos sientan cierta vergüenza en ese acto de enseñar sus nuevas adquisiciones…
Una de las grandes motivaciones de este movimiento es dar valor a lo ya fabricado, a lo que ya tienes pero no utilizas, recuperar y arreglar y en ultimo caso enseñarte a comprar mejor.
Poner en valor el ejercicio que hacen las tiendas de segunda mano locales intentando recuperar piezas totalmente servibles, que fueron usadas y que lo pueden ser de nuevo.
Y es que el producto más verde es aquel que ya existe.
La industria del fast fashion da la espalda a todo este tipo de consumo responsable y ejerce un daño tremendo al planeta, por poner un ejemplo, solo la huella de carbono de nuevas prendas compradas en Reino Unido cada hora es tan grande como conducir un coche alrededor del mundo 360 veces.
Esta forma de hacer activismo desde el consumo es lo que se busca con tendencias como la citada Köpskam o el “no-buy-year” ya en países anglosajones, que consiste en no comprar nada de ropa en todo un año forzándonos a ser creativos con nuestro armario para cubrir nuestras necesidades como se hacía antaño.
En definitiva, tenemos los armarios llenos y deberíamos preguntarnos con mayor insistencia si necesitamos aquello que deseamos en ciertos momentos, dándole una segunda oportunidad a prendas que andaban olvidadas en el armario, o como segunda opción, visitando mercadillos, tiendas de segunda mano o caridad donde cubrir nuestras necesidades sin ejercer más daño a nuestro entorno.